No tenemos Covid porque no creemos en el Covid
Noticias desde un universo alternativo en el Día de Muertos
“El mexicano la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente.” – Octavio Paz sobre los mexicanos y la muerte
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Desde marzo de 2020, las respuestas oficiales al Covid-19, atizadas por el alarmismo aterrador y constante de los medios de comunicación han convertido a la muerte en una suerte de lúgubre y célebre estadística usada para asustar e intimidar a las personas en todo el mundo con el fin de implementar lo que un informe de Oxford University Press (OUP) llama una “pandemia autoritaria”.
Este informe señala que los gobiernos están usando el Covid y la “ciencia” como un pretexto para violar de manera sistemática el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Convenio Europeo de Derechos Humanos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Carta Árabe de Derechos Humanos. Mientras esto sucede, en silencio se inyectan billones de dólares--trillones en Inglés--como “estímulo” en los debilitados sectores financiero y corporativo.
Simultáneamente, en todo el planeta se está implementando un nuevo modelo de vacunación por suscripción, sin precedentes históricos y de enorme rentabilidad, que requiere actualizaciones periódicas (dosis de refuerzo), como un programa antivirus de computadoras. Esta pérdida de la dimensión democrática junto con las restricciones impuestas, lo que el informe de la OUP llama “inconfundibles regresiones al autoritarismo”, y bajo las cuales el miedo a la muerte se usa como instrumento cotidiano de coerción estatal, son una amenaza a la civilización en general.
Mientras este nuevo régimen se estaba implentado globalmente durante el primer año del Covid tomé un café una mañana en la ciudad de Oaxaca con un joven cineasta mexicano y compartió conmigo una historia increíble que contrastaba con lo que estaba pasando en todas partes. Él estaba de regreso, luego de pasar un mes enseñando fotografía tradicional y la técnica del cuarto oscuro en un pequeñísimo pueblo indígena ubicado en las montañas, lejos de la ciudad. La gente de este pueblo decía que no tenían Covid porque “no creían en el Covid”.
Tal vez esto no suene muy "científico" pero tiene mucho sentido desde lo psicológico. Bernard Henri Lévy ha comentado sobre el “delirio psicótico” creado por Covid. Este delirio es impulsado por una obsesión global destructiva y socialmente debilitante sobre los peligros de un virus que tiene alto índice de supervivencia (IFR) e innumerables protocolos de tratamiento temprano fácilmente accesibles.
Todas las estadísticas pueden ser (y lo son) constantemente manipuladas pero los bosquejos de estadísticas globales del Covid son, más que cualquier otro tipo de datos, un campo minado. Uno puede perder amigos de toda la vida por números que no guardan ninguna relación con la realidad de la vida cotidiana en cada lado de la discusión. Los desacuerdos sobre el Covid son religiosos. Nunca nadie "ganará" tales discusiones.
No obstante, la necesidad de indagar más profundamente para encontrar un contexto más abarcador y respuestas significativas se reviste de una urgencia inesperada cuando el tejido conectivo mismo de la civilización se ve desgarrado, y, tal vez, irrevocablemente arrancado de sus raíces filosóficas y culturales por las tensiones que generó esta pandemia.
Oaxaca y la fiesta anual del Día de Muertos brindan un buen punto de partida desde el cual explorar otras perspectivas.
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